Los 4 jinetes del Apocalipsis o por qué no consigues lo que te propones

Amor González Sánchez
4 min readJan 25, 2021

¿Te ha pasado alguna vez?

Te has propuesto firmemente hacer algo del tipo “Esta vez es la buena, de verdad, va en serio”.

Como, por ejemplo: salir a pasear, hacer dieta, ejercicio, estudiar oposiciones, hacer la tesis, arreglar un armario, hacerte la revisión anual médica, pasar la ITV, reanudar el contacto con aquella amiga con la que tenías tan buena relación, hacer seguimiento de los gastos de la casa, ir a ver a tu madre a la residencia…

Pero no lo has cumplido.

Y no porque para ti esos objetivos hayan perdido su valor sino porque una y otra vez, cual Sísifo y su pesada carga, haces una y otra vez lo mismo: procrastinar, o sea, aplazarlo.

Dejar para mañana lo que quieres/debes hacer hoy.

A muchos nos parece realmente estúpido y sin sentido ver cómo otra persona procrastina (nuestro hijo, marido, mujer, hermano, amiga…) y nos decimos: “¡Cómo no se dará cuenta! Con el coste que tiene para él/ella”.

Pues les pasa a ellos lo que me pasa a mí, tal vez también a ti.

Nuestra mente super-todo-poderosa (a partir de ahora mente MSTP) — que todo lo sabe y que nos lleva guiando por el camino de la vida en muchas ocasiones con acierto — me da razonables razones (y aquí sí vale la redundancia) para convencerme de que, en ese caso, es mejor dejarlo para otro momento.

Para mañana, para cuando no llueva, no haga frío o calor, para por la tarde, para esta noche, para después de terminar de ver la serie X, para cuando tenga ahorrado lo suficiente, para cuando haya adelgazado 5kilos¨…

O un sinfín de argumentos de peso pesado: “¡Y por qué tengo que llamarla yo si ella no me llama!”, “Total si no lo vas a conseguir”, “Ya lo has intentado y mira cómo te ha ido”, “¡Ja! ¡Qué quieres volver a ponerte a dieta otra vez!, Me río, con lo poco que vas a durar…. Anda, tira para la cocina que nos esperan unas natillas de chocolate que están buenísimas…”

O si no, amablemente te sugiere que lo pongas en la lista, que ya es interminable, de “Cosas que hacer”, en una libreta con una frase super, requetemotivadora de Mr. Wonderful tipo “tú puedes” en rosa.

El corolario es inapelable: un “ahora no” más que justificado.

Me quito de delante algo que supone un desafío, que me reta a salir del camino bien conocido de lo que hago habitualmente, de esa zona de confort que aprieta, pero no ahoga.

Si miras con atención, verás que eso que no haces o dejas de hacer, lleva dentro alguna semilla amarga: impaciencia, pereza, incertidumbre, miedo.

· Impaciencia: “¡Yo quiero meterme en ese vestido ya! ¡Cómo voy a esperar seis meses para lograr esa talla! A la porra con la dieta”.

· Miedo: “No creo que le guste que la llame, ¿Y si me manda a paseo? Mejor lo dejo.”

· Incomodidad: “Con lo bien que estoy aquí, hacer la bolsa para ir a la piscina y después tener que secarme el pelo ¡qué pereza! Ya iré mañana.”

· Incertidumbre: ¿Y si no hay suficientes plazas, y si lo demás van mejor preparados, y si me bloqueo cuando tenga que cantar el tema, y si me sale un tema que llevo flojo?

Tan amarga que vas a evitar.

· Evitar el malestar de sentir el hambre necesario durante meses para realmente adelgazar.

· Evitar el malestar de la vergüenza de si me dice no.

· Evitar el malestar de la incomodidad cambiar una situación cómoda por la incomodidad y de ir a la piscina.

· Evitar el malestar de la duda por un resultado desconocido.

Así que te pasas el tiempo buscando remedios milagrosos para comer cosas que no engorden, te vas con los amigos de botellón para olvidar lo mucho que te gusta esta chica a la que no llamas, te quedas en casa viendo una serie que te han dicho que es genial, aunque tengas la espalda cascada y necesites ejercicio y entregas tu CV en una tienda de ZARA, que ahí seguro que te cogen y porque además está claro que no vas a aprobar esas malditas oposiciones que no estás estudiando.

Ya está.

Han pasado los 4 jinetes del apocalipsis arrasando.

¡Menudo ventarrón! ya no queda nada o muy poco de lo te habías propuesto.

¿Cómo lidiar con esos poderosos caballeros?

Bueno, esa es otra historia de la que te seguiré contando en otro post, que este ya me ha salido muy largo.

Y ahora la píldora psicoeducativa: Cuando empieces a notar la urgencia, el miedo, la incertidumbre, la pereza… probablemente estés tocando algo valioso para ti.

Lo que nos la trae al pairo, nos deja indiferentes, ni entra en nuestros planes, ni nos hace sentir culpables por no hacerlo.

Cordialmente

Amor

*Los cuatro jinetes del apocalipsis: guerra, muerte, hambre y esperanza. En esta lista hay algo que puede resultar contradictorio. Hay un gran consenso de que muerte, guerra y hambre son indeseables. Pero para muchos de nosotros, la esperanza es algo positivo, el clavo ardiendo al que nos agarramos cuanto todo se derrumba alrededor. Sin embargo, acogernos a la esperanza — en algo que no está en nuestras manos- nos orienta a la pasividad, que es algo así como apostar en las carreras por el caballo muerto. La esperanza puede tornarse en una poderosa trampa.

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Amor González Sánchez

Psicóloga de vocación y de profesión. Curiosa por naturaleza. Despistada y racional. Mezcla en equilibrio inestable de ying y yang. Explorando otros caminos